07 FEB 2019.
Algo sobre nuestros límites y amenazas:
Cuando una amenaza aparece en nuestras vidas es algo real. En
sentido general nos sentimos muy seguros y algunos se sienten muy sobrados en
muchas facetas, pero la gran mayoría reconoce su "talón de Aquiles".
He escuchado afirmaciones como de que: "no le temo ni a la
muerte", ni al aún al más terrible malamén. Vale.
Pero ahora trataré de definir mejor la palabra MUERTE, en un
sentido más profundo y existencial.
Hay algo dentro nuestro que hemos preparado y que nos va hacer la
guerra quizás de por vida, algo que nos retará, nos hará sentirnos débiles,
algo que nos atenazará, que nos pondrá "entre la espada y la pared",
eso es un tipo de MUERTE.
Esta situación por regla general nos va herir, es un punto donde
decimos: "Es que somos humanos" o "esto si que no lo soportaré,
esto me puede superar" y el famoso: "hasta aquí llego con esto, te
has pasado siete pueblos".
Pero justamente ahí es donde debemos observar y trabajar ese tipo
de MUERTE que nos "ANIQUILA". Esa muerte es a la que me refiero y no
a la física, ese algo, ese contrincante, ese "aguijón", está para
realizar una gestión muy interesante:
Resulta que en ese punto de "debilidad" donde nos
sentimos vulnerables, inseguros y desde luego "amenazados", o sea,
"contra la pared", nos "quedamos de piedra", es cuando el
apóstol Pablo un hombre místico e ilustrado en las altas ciencias de la gnosis
decía: "Por eso, muy a gusto presumo de mis debilidades, porque así
residirá en mí la fuerza del Cristo"...
Ya que cuando reside la fuerza del ego, de las pasiones de la carne
y de la sangre, entonces podemos caer y meternos en "callejones sin
salidas".
Nuestro ego se rige por los patrones y leyes de la apariencia, es
muy sumiso a sus dictámenes, el ego ve y crea posibles enemigos y aquel que nos
contradice ya lo tenemos "en la lista negra", es el invasor, pero
precisamente la amenaza es aquello que nos hará Despertar del encanto.
Mientras tanto, nuestro Cristo interior es la Luz, es la lámpara de
nuestra barca, es la lámpara llena de aceite, (vida, aliento vital), que nos
alerta como el buen maestro interior que es en ti, que es mi, de ahí "el
yo honro eso que eres", pues entre el yo y el tú, no existe separación
alguna.
En esencia:
¿Quién se siente amenazado dentro de ti?.
La amenaza no llega ni viene de afuera, la amenaza es una creación
tuya, es mental, es otra ilusión y por tanto, existe en tanto le des fuerza,
cabida y espacio en tu experiencia.
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