Análisis
02 FEB 2019.
Viendo vídeos, entrevistas, documentales y debido al enorme volumen
de bibliografía de todo tipo que hay sobre ufología pareciera ser que seres extraterrestres
están aquí entre nosotros interaccionando y hasta tomando decisiones con
nuestra humanidad desde hace mucho tiempo e instalados en círculos de poder.
Esto básicamente resume lo que piensan millones de personas en el
mundo. Se habla de reptilianos, de raza de los grises, de los que parecen
nórdicos y son altos, delgados y con largas cabelleras rubias, etc.
Podría pasarme horas comentando las infinitas teorías
conspiratorias que circulan por el planeta. Quien quiera entrar en esta parte
complicada del tema puede hacerlo a gusto y con paciencia porque circula en la
red muchísimo material.
Les voy a plantear mientras algunas interrogantes para un ejercicio
mental basado en la premisa de que aún no podemos confirmar con certeza la
existencia extraterrestre en nuestra Tierra.
¿Los extraterrestres será que vinieron en el pasado y se marcharon?
Dada la infinita referencia religiosa, de mitos y leyendas, de
esculturas y dibujos de civilizaciones antiguas que hacen referencias a seres o
aparatos muy semejantes a naves voladoras y astronautas modernos, parecería ser
mucha coincidencia.
Hay quienes piensan que al igual que hace un explorador terrestre
cuando llega a un lugar desconocido, lo recorre, toma unas muestras, saca unas
fotos y por allí continúa su viaje. Así podría haber actuado en el pasado
alguna civilización avanzada.
¿Será que pasaron por aquí, dejaron algunas enseñanzas u objetos
con los humanos que se encontraban en esa época y prosiguieron su viaje?
¿Será que civilizaciones avanzadas cercanas se han destruido antes
de contactarnos?
Esta premisa se apoya en la fuerte convicción de científicos de que
la gran mayoría de la civilizaciones de Tipo O se autodestruyen cuando están
por pasar a ser civilización de Tipo I. Y aunque logre llegar una civilización
a ser de Tipo II o de Tipo III, no se le asegura una vida eterna, algún suceso
galáctico cataclísmico podría borrarlas en un instante. La vida en el universo
es muy frágil, porque el universo es un sitio muy peligroso en fenómenos
naturales violentos.
¿Será que vivimos en una zona muerta?
Muchos astrofísicos proponen que a lo mejor tuvimos la mala suerte
de desarrollarnos en una zona de la galaxia donde se han dado pocas
posibilidades de desarrollar vida, y que a lo mejor nuestra galaxia la Vía
Láctea no sea de las más afortunadas.
Como quien vive en una ciudad y ve mucha gente en la calle todos
los días, en comparación a quien vive en medio del campo y con suerte ve pasar
una persona por semana frente a su casa. El espacio puede llegar a ser infinito
y el aislamiento enorme.
¿Será que no los vemos pero ellos si nos ven?
Aquí volvemos a la posibilidad de ser un experimento. Tener en
cuenta que si una civilización extraterrestre logra atravesar el vasto espacio,
miles o millones de años luz de distancia, su tecnología sería muy superior a
la nuestra. Puede que sus naves estén allí todo el tiempo y no las veamos.
Puede que nos estén observando todo el tiempo y estudiando, y que sea solo un
pequeño grupo de personas los que logren captar lo que sucede.
Por ejemplo veamos a las hormigas, una de las poblaciones de
animales más evolucionadas en cuanto a trabajo, jerarquías y sostenibilidad
biológica que tenemos en este planeta. Ellas diariamente están absortas en su
mundo perfecto y organizado sin tener conciencia de que estamos junto a ellas,
y que el mundo es mucho más grande que un hormiguero.
¿Será que nuestro intento de comunicación con ondas de radio
resulta para ellos obsoleto?
Por ahí captan nuestras señales y nos envían las suyas en un rango
o tipo de comunicación que aún no hemos logrado descifrar. Nos concentramos
demasiado en las emisiones de radio. Que no los percibamos hoy no quiere decir
allí no estén.
¿Y si no les interesa comunicarse?
Para ellos puede que nosotros seamos menos que hormigas, y viendo
que no tenemos absolutamente nada que aportarles en cuanto a nuevo conocimiento
por ahí prescinden de nuestra fastidiosa presencia.
Interesante resulta aquí mencionar la teoría de Stephen Hawking de
que así como seguro habrán civilizaciones avanzadas buenas tal vez podrían
haber de las otras y que lo que estamos haciendo no es lo adecuado.´Hemos
convertido a la Tierra en un “arbolito de navidad”, emitiendo señales al
espacio profundo de todo tipo y hasta enviando sondas con detalles de nuestra
ubicación y biología. ¿Y si eso lo descubre un “vecino” no amigable?
Por mismo motivo puede ser que civilizaciones avanzadas hayan
generado un bloqueo externo de su planeta para que no pueda ser visto o
detectado de forma alguna, de manera de evitar visitas indeseadas. Recuerden lo
que les pasó a los indígenas americanos cuando los primeros españoles
detectaron sus fuegos en las orillas de las playas y bajaron de sus barcos
armados a ver que podían obtener. Tenemos que aprender de nuestra propia
historia.
¿Será como dicen las conspiraciones que el contacto con entidades
extraterrestres ya existe, se da en altas esferas de poder y se le oculta a las
masas?
No me extrañaría sucediera esto debido a nuestros antecedentes en
guerras, histeria colectiva y fanatismo religioso. No creo aún la humanidad
tenga la madurez suficiente como para enfrentar una revolución mental,
emocional y espiritual semejante.
Estamos a años luz de evolución en cuanto a conducta humana como
para poder afrontar tal cambio de paradigma. Por ahí están solo esperando el
momento indicado para informar al grueso del planeta lo que está pasando.
¿Y si estas entidades evolucionadas ya no tienen cuerpo físico?
Esta es otra teoría. Que algunas civilizaciones han llegado a un
grado de evolución tan grande que han prescindido de las formas físicas con
tiempo de vida limitado y habrían evolucionado hacia una conciencia cósmica a
nivel etérico, lo cual explicaría muchos de los conceptos religiosos y
metafísicos que manejamos en este planeta actualmente.
Por ahí no estamos tan
errados en nuestras creencias y podríamos comunicarnos con ellos si abrimos
nuestros canales de percepción y consciencia como muchos dicen que hacen para
comunicarse con estos seres.
Aquí les dejo una frase que me encanta, y de la que no se la
autoría; “ver para creer o creer para ver”. Hasta que no abramos nuestra mente
seguiremos cerrados a no querer ver lo que tememos.
¿Será que existen en dimensiones diferentes a la nuestra?
Nosotros nos manejamos en cuatro dimensiones (ancho, altura,
profundidad, tiempo) pero los físicos aseguran hay muchas más. Astrofísicos hoy
manejan ecuaciones teóricas de hasta 11 dimensiones posibles.
¿No será que estamos junto a otras civilizaciones pero por un tema
de percepción no podemos verlos?
¿Será por ello que se dan tantos fenómenos paranormales?
Tal vez unos pocos afortunados logran contactar con otras
dimensiones y sus seres. De allí surgirían las personas que dicen canalizar
entidades superiores.
Podría seguir enumerando un sinfín de posibilidades más que evalúan
tanto científicos como filósofos en el tema. Resulta interesante y muy
educativo para nuestro ser el que nos hagamos estas preguntas y tratemos de
encontrar una respuesta que nos satisfaga.
No importa sea o no la verdadera, difícilmente podremos llegar a
saber en nuestra generación de vida las respuestas a tales interrogantes.
Igualmente, si todos aportamos un profundo análisis de temas trascendentales,
conectándonos de alguna forma con el Akasha, esa conciencia universal donde se
supone se encierra toda la información del universo, empujaremos así con
nuestro trabajo mental y espiritual el formar una masa crítica que ayude a que
el grueso de la humanidad avance en estos temas y no quede sumida en la
ignorancia, solo persiguiendo luces de colores en el cielo con una
filmadora.
Nota: lee la explosión cambriana.
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