Su relación a través del tiempo y la necesidad de una comunión
31 ENE 2019.
“Mira profundamente en la naturaleza y entonces comprenderás todo
mejor”. Albert Einstein.
Hombre y Naturaleza
A lo largo de la historia, el hombre y la naturaleza han tenido una
relación contradictoria y cambiante. ¿Quién no ha escuchado hablar de Madre
Naturaleza alguna vez?
Sin embargo, nuestro trato hacia ella dista mucho del respeto que
se le debe a una madre.
Nuevamente, nuestra sed de poder nos lleva a separarla de nosotros
para dedicarnos a una guerra constante por controlarla.
Aunque este enfrentamiento no es algo intrínseco al ser humano. De
hecho, es un paradigma que comienza a plantearse alrededor del siglo XVII.
¿Qué es lo que nos ha llevado a este posicionamiento tan poco
conveniente?
El hombre y la naturaleza a través del tiempo
A lo largo del tiempo, la relación hombre-naturaleza ha ido
evolucionando.
El ser humano siempre ha dependido de la naturaleza para
sobrevivir. Al principio de los tiempos, se vivía en armonía con ella. Las
estaciones indicaban el momento de recoger frutos, de cazar, de migrar.
El día y la noche marcaban el principio y fin de la jornada. El sol
daba vida, iluminaba y calentaba la tierra.
La madre naturaleza proveía todo lo necesario para vivir, y el
hombre la admiraba.
Con el correr del tiempo, la reverencia del hombre hacia la
naturaleza fue evolucionando a un nivel más conceptual.
Los filósofos antiguos entendían que el conocimiento se daba a
través de la contemplación del mundo que los rodeaba. La pregunta que buscaban
responder estaba orientada a aquello que unía a todas las cosas que eran,
incluido el hombre.
San Agustín y Santo Tomás, principales pensadores de la Edad Media,
veían en la naturaleza una creación libre de Dios. Esta los remitía y acercaba
a Él, y les permitía participar de su grandeza.
Todo ente que existiese recibía su existencia de un Ser Superior.
Alrededor del s.XVII, Francis Bacon, un pensador inglés, comenzó a
plantear una nueva forma de conocimiento: el conocimiento práctico. De esta
manera, observar a la naturaleza no servía de nada si no se extraía de ella la
información necesaria para manipularla. Era el nacimiento de un nuevo paradigma
en el cual el hombre es protagonista y dueño de la naturaleza.
Este paradigma sobrevive hasta nuestros días y nos coloca en una
posición privilegiada. La naturaleza no es más que una herramienta en el camino
del hombre.
Y es él quien le da la esencia dependiendo de sus propios fines.
Como no podía ser de otra manera, las consecuencias de extraer de
raíz al ser humano de este organismo del que participa no son nada
esperanzadoras.
Usos y abusos de los recursos naturales
A lo largo de los últimos 500 años, el antropocentrismo del hombre
ha dado lugar a dejar de reconocer a la naturaleza como aquello de lo que somos
parte. El consumismo del ser humano pone en riesgo el equilibrio ecológico, y
por lo tanto a su propio equilibrio.
La naturaleza es en sí misma un organismo vivo al cual
pertenecemos. Así mismo tiene, como nosotros, la capacidad de autorregularse.
La acción del hombre afecta esta capacidad y la respuesta a esto no tarda en
llegar. Los cambios repentinos de clima provocan catástrofes como inundaciones,
tsunamis, sequías, huracanes. El agujero de ozono y calentamiento global,
aunque puedan variar el metabolismo con el que se desarrollan, son procesos
irreversibles.
Por otro lado, el hombre ansía reencontrarse con aquello de lo que
formar parte. La luz y el calor del sol, que nos ayuda a sintetizar vitaminas.
El contacto de nuestros pies descalzos con la tierra, que nos ayuda a descargar
nuestra energía y renovarla. El agua y el aire puros, fundamentales para el correcto
funcionamiento de los distintos órganos del cuerpo. El silencio, la paz de una
tarde lejos de la ciudad.
El interminable asombro de contemplar la naturaleza y de atestiguar
el milagro de la existencia. El respeto hacia aquello que está en la tierra al
mismo tiempo que nosotros, e incluso mucho antes. Eso de lo que somos hermanos.
Entiende que si nos remontamos en el tiempo, todo ser vivo tiene un
antepasado en común contigo.
Relación del hombre con la naturaleza en la actualidad
En la actualidad, la relación del hombre con la naturaleza nos
insta a tomar conciencia. Poco a poco, expresiones como “economía sostenible”,
“marketing verde”, “eco-friendly” comienzan a hacer eco.
Y la realidad es esta: es hora de comenzar a hacernos cargo del
papel que nos toca.
Afortunadamente, hay muchas prácticas de respeto que podemos
implementar en nuestro día a día.
1. La basura en el cesto
Es una norma básica, pero muchas veces no es completamente
respetada. En el apuro que implica llevar adelante una rutina, no estamos
acostumbrados a frenar y buscar dónde arrojar nuestros desperdicios en la
calle. Sumado a esto, algunas ciudades no presentan una correcta distribución
de cestos de basura. Eso hace que el ciudadano tenga que recorrer cuadras antes
de encontrar donde arrojar sus desechos.
Esto tiene un impacto en la salud ecológica, además de que denota
una falta de conciencia en la naturaleza. Piensa, si en tu casa tus invitados
arrojaran las colillas de cigarrillo al suelo, ¿qué harías?
2. Reciclar
El reciclaje es una de las prácticas más cercanas a la definición
de respeto a la naturaleza. Algunos desperdicios, como el plástico, demoran miles
de años en degradarse y ser nuevamente asimilado por el medio ambiente. La
recolección selectiva de residuos nos ayuda a reutilizar aquellos que no son de
fácil degradación. Los orgánicos, a los que la naturaleza absorbe con mayor
rapidez, pueden ser implementados como abono.
3. Respeta la vegetación
Recuerda que las plantas son seres vivos a los que muchas veces les
lleva años alcanzar la etapa adulta. El que no se comprenda la importancia de
la vegetación culmina en que sean víctima de agresiones indiscriminadas.
Stefano Mancuso, experto a nivel mundial de la neurobiología
vegetal, afirma que estas tienen una extraordinaria capacidad sensorial.
¡Poseen más de 15 sentidos! Perciben la luz y otros estímulos, tienen células
receptoras de olores y a través de estos se comunican entre ellas.
Las plantas tienen, además, la capacidad de renovar el aire en su
proceso de fotosíntesis. Son los pulmones del mundo.
4. Cuida el agua
El 71% de la superficie terrestre está cubierta por agua. Sin
embargo, el agua potable sólo representa alrededor del 2% de ese total. Y va en
descenso.
Todo ser vivo necesita de agua para sobrevivir. Nosotros mismos
somos en un 75% agua. Además, esta tiene un papel termorregulador en el
planeta. Es un ecosistema en sí misma, y es a partir de ella que se desarrolló
la vida como la conocemos.
La necesitamos. Respetémosla.
Cuando estés en la ducha, recuerda que hay poblaciones enteras que
no tienen libre acceso al agua potable.
Interacción del hombre con el medio ambiente
El hombre y el medio ambiente viven en constante interacción.
Vivimos inmersos en un ecosistema y somos llamados a cuidar de él.
Si consumimos al planeta más rápido de lo que él puede adaptarse,
terminaremos por volverlo difícil de habitar. Pero si enfocamos nuestra acción
en reducir nuestro impacto ambiental, podremos vivir nuevamente en armonía con
la naturaleza.
Somos capaces de protegerlo, o de consumirlo. Y todo comienza en la
conciencia con un cambio de actitud.
De la naturaleza venimos y hacia ella vamos.
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