Niveles de Conciencia
http://portaldeconciencia.com
Para conocer en qué nivel de conciencia estamos viviendo una
experiencia, vamos a ver el tipo de respuesta que le damos a una situación que
la vida nos presenta.
Comenzaremos por un nivel básico o primer nivel de
conciencia; veremos después un segundo nivel que se está activando ahora en
muchos seres humanos. Por último hablaremos de unos niveles superiores, un
tercero, un cuarto…, que nos llevan a lograr la realización aquí en la Tierra.
Antes vamos a acercarnos a los conceptos conciencia y nivel
de conciencia. Ya entendemos que no hablamos de los conocimientos ni de la
información que una persona pueda tener, sino que nos referimos siempre a sus
cualidades internas, a cualidades de su Alma. Los conocimientos cambian o se
borran de nosotros, en tanto que las cualidades que desarrollamos en nuestra
Alma son para siempre.
CONCEPTO DE CONCIENCIA Y NIVEL DE CONCIENCIA
Imaginemos que la Creación es una esfera infinita que está
llena de toda la conciencia existente. A toda esa esfera, es decir, a toda la
conciencia que existe en la Creación, vamos a llamarle Conciencia Cósmica,
Conciencia Infinita, Conciencia Creadora o con otros nombres. Algunas
tradiciones y creencias le llaman Ser Supremo, Dios, Divinidad, etc. Aquí vamos
a utilizar cualquiera de esos nombres ya que este artículo carece de cualquier
tipo de connotación religiosa.
Recordemos: Conciencia Cósmica, Conciencia Infinita, Ser
Supremo, Dios etc., todas esas expresiones simbolizan lo mismo: toda la
conciencia que existe en el Universo. Nos la imaginamos como una esfera de
tamaño infinito llena de conciencia.
Otro nombre que podemos utilizar para referirnos a la
Conciencia Suprema es Vida, con mayúscula, pues la Vida es su manifestación.
(Cuando hablamos de vida, con minúsculas, nos referimos a la vida individual de
una persona).
¿Qué atributos tiene esa Conciencia Infinita? Los contiene
todos y en grado máximo, pues todo lo que existe es creado por Ella. En la
Conciencia Suprema todo es Perfección, Sabiduría, Paz, Alegría, Plenitud,
Unidad…, Amor.
Dentro de la Conciencia Infinita estamos los seres humanos,
cada uno con nuestra conciencia individual. Podemos imaginarnos a cada uno de
nosotros como una esfera de conciencia, aunque de tamaño muy inferior a aquella
esfera infinita.
Con esa cantidad de conciencia que somos cada uno, vivimos
las experiencias que la Vida nos presenta. Y aunque fuera de nuestra esfera
particular exista una cantidad infinita de conciencia, para algunos como si no
existiese, porque no tenemos acceso a ella, o incluso podemos dudar de su
existencia.
Así pues los seres humanos podemos imaginarnos como pequeñas
esferas de conciencia dentro de esa esfera inmensa que es la Conciencia Total,
de la que sólo somos porciones.
Estas esferas individuales son de distintos tamaños, dependiendo
de la cantidad (nivel) de conciencia que cada uno de nosotros hemos
desarrollado. Sin duda que unas esferas tendrán partes comunes con otras.
Pongamos unos ejemplos: una persona está enfadada con un
amigo. Según su nivel de conciencia decidirá seguir con su enfado o hacer las
paces con su amigo.
¿Y si se está planteando la opción de tener hijos? Con la
conciencia que tiene en ese momento (su nivel de conciencia) tomará una
decisión. De igual modo, en base a su nivel de conciencia, esa persona afrontará
cualquier otra situación de su vida y le dará una respuesta.
Parece coherente suponer que si la persona lograse ampliar su
conciencia dispondría de más capacidad, y entonces daría una mejor respuesta a
cada situación.
Si aumentase todavía más su conciencia, aun sería más
perfecta su respuesta. ¿Y si continuase acrecentando su conciencia de modo
indefinido? ¿Llegaría un momento en que alcanzaría Conciencia Cósmica, o lo que
es lo mismo Conciencia Divina?
¿Puede ser ese nuestro
propósito de vida? ¿Es la finalidad de nuestra vida convertirnos en la Vida?…
PRIMER NIVEL DE CONCIENCIA
Podemos vivir las experiencias que la vida nos presenta desde
diversos niveles de conciencia. Un primer nivel es aquel en el que vivimos
sintiéndonos separados de la Vida. A menudo oímos y decimos frases de este
tipo: ¡Esto es injusto! ¡Qué mala suerte! ¡No hay derecho a lo que me ha
pasado! … Cuando hablamos así estamos vibrando en un nivel básico de
conciencia.
En este primer nivel creemos que lo que nos sucede es por
azar, y que todo está fuera de nuestro control. Existen muchos subniveles en
este nivel básico de conciencia, tantos como personas. Nos interesa salir
cuanto antes de este nivel, pues en él nos sentimos impotentes y llevamos
siempre las de perder. La Vida, es. ¿Tiene algún sentido quejarse o luchar
contra lo que es?
Veamos algunos comportamientos que nos muestran que en un
momento concreto estamos viviendo y reaccionando en este primer nivel de
conciencia:
= Cuando nos quejamos.
Al quejarnos ponemos una barrera entre la Vida y nosotros.
= Cada vez que
juzgamos a los demás estamos en este nivel básico de conciencia. Por ejemplo,
cuando decimos o pensamos que alguien es una mala persona.
= En las situaciones
en las que culpamos a otros de lo que nos pasa. En estas ocasiones pensamos que
son los demás y no la Vida, quienes nos presentan las experiencias que hemos de
vivir.
= También estamos en
este primer nivel de conciencia cuando pensamos que sabemos mucho. Nos creemos
el centro del mundo, descalificando o aprobando lo que sucede, los
comportamientos de los demás, etc. Viviendo así nos desconectamos de la Vida, y
cada vez sabemos menos.
Todos estos comportamientos, y otros más, nos señalan
claramente que estamos vibrando en un nivel básico de conciencia.
Un inciso para decir que estos indicadores son totalmente
fiables siempre que nos los apliquemos a nosotros mismos, pero carecen de
utilidad si los empleamos para querer saber el nivel de conciencia de otro.
No estamos preparados para saber el nivel de conciencia de
los demás, sea como sea que se comporten, pues solo desde un nivel muy elevado
podríamos tener una visión completa del plan evolutivo de una persona.
SEGUNDO NIVEL DE CONCIENCIA
Cuando vibramos en un nivel superior al anterior, un segundo
nivel de conciencia, sentimos que ya tenemos una cierta capacidad de
influenciar lo que sucede en nuestras vidas, y que la Vida tiene una cierta
coherencia. Nos abrimos a considerar y aceptar que aquello que la Vida nos
presenta tiene un propósito, una finalidad.
Desde hace unos años se va extendiendo la idea de que somos
los creadores de nuestra realidad. En muchos talleres, conferencias y libros se
exponen estas creencias.
Todo esto no es ninguna novedad, y es conocido desde la
antigüedad. Hace unos 25 ó 30 años Louis L. Hay escribió un libro que tuvo una
gran difusión: “Usted puede sanar su vida”. Hace apenas unos años surgió otro
best seller que todos conocemos, “El secreto”, un libro y una película.
En el periodo intermedio aparecieron otros muchos libros,
talleres de autoayuda y crecimiento personal, películas, videos y escuelas de
pensamiento en esta misma línea. Y ello ha propiciado que estas ideas se
extiendan de modo notable: pensamiento positivo, afirmaciones positivas
repetidas, aplicar la Ley de Atracción, etc.
Con la Ley de Atracción (“lo semejante atrae a lo semejante”,
ya sean pensamientos, emociones,
acciones, creencias, etc.), pensamos que podemos atraer a nuestras vidas lo que
deseamos gracias al poder de nuestros pensamientos y sentimientos.
Como sabéis, su aplicación consta de tres pasos: pedir lo que
deseamos, confiar que el Universo atiende esa petición y permanecer abiertos a
recibir lo que hemos pedido. La petición se realiza con el sentimiento de que
ya nos ha sido concedido lo que estamos pidiendo.
Vivir en este segundo nivel de conciencia es un avance.
Pasamos de sentirnos abrumados ante lo que nos sucede a sentirnos creadores;
nos hacemos responsables de nuestras vidas y de lo que nos ocurre; dejamos de
culpar a otros; no nos quejamos, etc.
Un avance que nos acerca a lo que en esencia somos: seres
libres, responsables y creadores. Aún reconociendo que hemos dado un gran salto
en nuestro nivel de conciencia, nos preguntamos: ¿hemos llegado ya a la meta?
Veámoslo:
Al aplicar la Ley de Atracción, podemos pedir para nosotros o
para otros, incluso pedir para toda la Humanidad. Al pedir para otros podemos
estar interfiriendo en su libre voluntad, y además es posible que nuestras
peticiones no coincidan con las suyas, con lo que desea su Alma. Dejamos estas
ideas abiertas, sin profundizar en ellas…
En cuanto a pedir para nosotros, planteo una cuestión. En un
momento de nuestra vida pedimos algo que consideramos bueno, pero no olvidemos
que nuestra petición la hacemos desde nuestro nivel de conciencia en ese
momento.
¿Podemos, al menos en ocasiones, estar pidiendo algo que no
sea lo mejor para nosotros aunque estemos convencidos de que sí lo es? Todavía
más: ¿Es posible que estemos pidiendo algo que no nos beneficie en absoluto?
¿Podemos subsanar esto añadiendo un paso más en nuestra petición?…
NIVELES SUPERIORES DE CONCIENCIA
Decíamos que cuando vibramos en un primer nivel de conciencia
creemos que las experiencias que la Vida nos presenta carecen de sentido. Todo
obedece al azar, y por tanto no hay modo de entender la Vida.
En el segundo nivel de conciencia ya comenzamos a sentir que
hay una vinculación entre la Vida y nosotros. En mayor o menor medida empezamos
a confiar en la Vida, y fruto de esta confianza le pedimos a la Vida aquello
que creemos que va a hacernos felices.
Al dar un paso más en nuestra relación con la Vida, accedemos
a un tercer nivel de conciencia. En él
hacemos lo mismo que en el segundo nivel: pedir a la Vida lo que
sentimos que nos va a dar la felicidad.
Pero aquí en este tercer nivel, tanto si la Vida nos entrega
lo que le hemos pedido, como si es algo distinto, nosotros lo aceptamos. Lo
acogemos porque reconocemos en la Vida una sabiduría superior a la nuestra.
Esa es la clave que nos muestra que estamos entrando en el
tercer nivel de conciencia: “La Vida sabe, y yo sé que no sé”. Por qué mientras
yo crea saber cómo han de ser las cosas, me rebelaré ante todo lo que no
entienda o no me guste y me sentiré separado de la Vida, que siempre expresa la
Sabiduría, la Perfección y el Amor de la Conciencia Infinita, el Amor de Dios.
Tengamos muy presente, que yo no digo que mentalmente debamos
comprender todo lo que nos ocurre, ni tampoco que emocionalmente estemos
preparados para asumirlo. No, no es eso. Digo que si hay algo en nosotros, en
un nivel quizás muy profundo, que con una voz tenue y apenas audible nos dice:
“No busques comprender todo lo que acontece; no intentes a
toda costa que las cosas salgan como tu deseas y confía en que lo que te sucede
es lo mejor y más perfecto y está lleno de Amor.”
Y esa voz interior añade:
“Verás que te suceden cosas a ti, a los tuyos, a la
Humanidad, y sentirás que no deben suceder. Es natural que en esos casos te reveles.
No te sientas culpable de esa reacción, pues es la que
procede. Pero te pido que tan pronto puedas, no antes pero tampoco después, que
te pares y me escuches, pues surjo de tu interior, de ese lugar en el que ya
eres pleno, de ese lugar en el que la Divinidad mora en ti.
Siempre me oirás decirte lo mismo: acepta, acepta lo que la
Vida te presenta. Estás recibiendo lo mejor. Si me escuchas, muy pronto surgirá
en ti un nuevo modo de ver la Vida, y entonces comprenderás el sentido que todo
tiene, la perfección de todo lo que sucede.
Más aún, verás el Amor manifestándose. Y después aún verás
algo más mágico: verás a Dios en todos los seres, en todas las formas, en todas
las cosas. Pero ahora todavía no es ese momento. Ahora es el momento anterior a
ese, el momento en el que te digo: acepta, acepta aún sin comprender.”
Esta es una débil voz que surge en nuestro interior, y hemos
de perseverar para oírla fuerte y segura. Ha de llegar a ser la voz de un tenor
de timbre claro y brillante, pero no limitándose a resonar en el pecho como
resuena la voz de un tenor, sino resonando en todo nuestro Ser. Ha de ser una
voz que impregne cada célula de nuestro cuerpo, esforzándonos hasta lograr que
esa voz y nosotros seamos lo mismo.
En ese instante ya vibramos en un nivel superior, un cuarto
nivel de Conciencia. En él nos hacemos canales puros de la Conciencia Infinita.
Somos el cauce a través del cual la Divinidad, la Conciencia del Universo, se
expresa aquí en la Tierra.
Después accederíamos a un quinto nivel… Bueno, no le deis
mucha importancia a los números, pues únicamente son una ayuda para disponer de
un esquema explicativo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario