22 ENE 2019
La forma de ver el Tiempo como algo circular que tiene a
repetirse puede parecer nueva, pero lo cierto es que es un paradigma muy
antiguo. Pitágoras decía: El tiempo es la esfera del mundo, porque todo está en
el tiempo.
En el Antiguo Egipto no se percibía el tiempo como una
magnitud ordenada que transcurriera linealmente, sino como un fenómeno dotado
de dos aspectos: la repetición cíclica y la duración eterna.
Estamos acostumbrados a ver el tiempo como una sucesión de
puntos o eventos que van desde A hasta B, como una línea finita que tiene un
principio y un fin. Lo cierto es que quizá no hemos comprendido muy bien del
todo lo que es el tiempo, por eso malinterpretamos los hoy tan populares
Calendarios Antiguos, como el Maya, y pensamos que estamos viviendo en el final
de los tiempos cuando la realidad es que El Tiempo es Eterno.
¿Qué es el tiempo? El tiempo es una magnitud física con la
que medimos la duración o separación de acontecimientos, sujetos a cambio, de
los sistemas sujetos a observación; esto es, el período que transcurre entre el
estado del sistema cuando éste presentaba un estado X y el instante en el que X
registra una variación perceptible para un observador (o aparato de medida).
Vale, quizá la definición no sea muy explícita, así que
podemos replantear la pregunta, ¿En base a que acontecimientos medimos nuestro
tiempo? Pues bien, vivimos en una esfera llamada Tierra y el movimiento
circular de la Tierra en torno de su eje es lo que denominamos Día; el
desplazamiento de la Tierra alrededor del Sol describiendo una órbita casi
circular es lo que llamamos Año… el círculo descrito por la proyección ideal
del eje terrestre sobre el plano imaginario de las constelaciones crea el
período de precesión de los equinoccios.
Denominamos tiempo a una medida efectuada sobre los cambios
que se producen en el universo. Todo en este universo describe un movimiento
circular, desde las partículas que forman los átomos, hasta los planetas y las
galaxias. Hay un axioma hermético que afirma: Como es arriba es abajo, como es
abajo es arriba.
No cabe duda que la civilización moderna ha olvidado cosas
que todas las culturas del pasado, basadas en mayor o menor grado en la
tradición primordial, estimaban evidentes en sí mismas.
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