Saliendo del Laberinto
25 ENE 2019. millenium.
Todas las Culturas Iniciáticas de alguna manera han reflejado en
los Laberintos una prueba que debía resolverse tanto dentro como fuera del
Iniciado. Un desafío que en nuestros días también tiene su significado tanto
simbólico como un proceso que ocurre en nuestro psiquismo y en nuestra
dimensión física/biológica, que nos permite acceder a un estado al que he
denominado como Evolución Consciente.
En los diferentes viajes que realicé en estos años a distintos
lugares sagrados, me he llevado la sorpresa de encontrar antiquísimos
laberintos (y otras veces no tan
antiguos), También pude escuchar las diferentes explicaciones de los lugareños
sobre su origen y motivo de construcción, haciendo referencias a antiguos mitos
y en otros lugares el objetivo de estas construcciones quedó en el olvido,
siendo en muchos casos simples atracciones turísticas.
La respuesta es más sencilla de lo que parece, no hace falta viajar
mucho… Así como en nuestra naturaleza interior tenemos nuestro propio Templo
también tenemos nuestro propio laberinto del que tenemos que salir, pero antes
debemos llegar al centro creando un espacio de convergencia.
No nos enredemos… vayamos por partes, ya se habrán dado cuenta que
nuestro laberinto es nuestro propio cerebro, en su morfología bien lo
representa, pero más en su intrincada relación de sinapsis con información
muchas veces contradictoria. Ya sabrán que cada hemisferio cerebral cumple
funciones diferentes, el izquierdo se encarga de los aspectos lógicos y el
derecho de lo creativo. Por nuestra educación tendemos a utiliza más el lado
lógico del laberinto, digo.. Del Cerebro, quitándole el espacio a la función
creadora como verdadero potencial no explorado. Quedando perdidos en los
pasillos de nuestros pensamientos racionales.
¿Pero qué representa un laberinto realmente?
Nuestro laberinto (cerebro) en el cual estamos atrapados,
representa el desafío de encontrar el punto de convergencia o salida que nos
permita acceder a otro tipo de conciencia expandida. Representa un mapa que
debemos literalmente “descubrirnos” (no
descubrirlo) desarrollando y conectando ambos lados o hemisferios, hasta
equilibrarlos, así lograr abrir esa Puerta.. Que no está visible desde la razón
o la lógica.
Seguramente por esta razón
Albert Einstein dijo: “No podemos
resolver problemas usando el mismo tipo de pensamiento que usamos cuando los creamos”.
Ya veremos que no solamente para resolver problemas necesitamos salir del
laberinto…
Ahora bien, si analizamos al cerebro desde una aspecto morfológico,
podremos encontrar tres niveles que se repiten en nuestra naturaleza… estos tres niveles comienzan en lo más
“denso”, en lo que se denomina “cerebro reptil”, siendo aquella parte
instintiva que debemos trascender, el nivel medio corresponde al “cerebro límbico”,
donde está ubicada nuestra memoria emotiva, la que nos condiciona en dar las
mismas respuestas aprendidas, esta es zona que debemos encender, ya que allí se
encuentra nuestra glándula pineal, y la tercera zona, la externa; es conocida
como NeoCortex, donde se forma los pensamientos creativos y todo lo relacionado
con las funciones superiores del Ser, como ser la filosofía, la espiritualidad,
etc.
Es la parte que debemos expandir, creando nuevos circuitos
neuronales así sostener lo que defino como “Presente Extendido”, estado que
experimentan quienes salieron del laberinto..
Esto mismo lo describo dentro de un proceso iniciático, en el
artículo el Mapa de la iniciación, que podrás leer aquí.
¿Por dónde se sale del laberinto?
Esa pregunta encierra la clave para comenzar a delinear una
estrategia para dejar el laberinto que nos mantiene atrapados en la dualidad y
en las falsas promesas de felicidad.
Por esta razón debemos llegar al centro de nuestro laberinto (lo
que mencioné más arriba como cerebro reptil) y lograr cambiar de perspectiva basada en instintos
dejando de ver el laberinto en 2 dimensiones para lograr verlo en 3D.
Esto sucede cuando logramos encender nuestra glándula pineal,
mediante ciertos ejercicios que nos permite a la vez equilibrar nuestros
hemisferios cerebrales. Toda una batalla ganada.
Para lograr este complejo paso, es necesario ver nuestra situación
desde otro ángulo, “salirnos de la escena” y subirnos a la “montaña” para
entender dónde estamos atrapados y comprender por donde salir… Esto era
conocido por los chamanes cuando recurrían al don de la “Visión” o como
aquellos místicos que llegaron a la
“Iluminación” logrando ver la totalidad y no los fragmentos de un rompecabezas.
Debemos hoy alcanzar ese nivel e Maestría.
Por esta razón, del laberinto se sale observándolo desde un nivel
más alto. Es decir se sale por arriba. Para ello tendremos las señales que irán
apareciendo y debemos aprender a reconocerlas.
¿Y después qué…?
Una vez que logramos equilibrar ambos hemisferios cerebrales, podremos
incrementar nuestros circuitos neuronales en la Neocortex (hay formas de lograrlo en etapas) esto nos
permitirá sostener un caudal de energía más sutil y conectar con la 4D
experimentando lo que denomino “Presente extendido” donde se sucede la Magia.
Ahí estaremos en condiciones de cruzar el Puente que nos conduce al
Corazón, sin interferencias, accediendo a una Espiral Ascendente, siendo este
un camino en espiral o espiritual que nos permitirá subir una octava superior,
hacia un estado de conciencia expandida, habiendo integrado no solo los
hemisferios cerebrales sino que habremos equilibrado nuestra energía eléctrica
y magnética, entonces sentiremos que estamos comenzando a recorrer nuestro
Camino de Regreso. Hacia la Fuente Creadora de donde provenimos.
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