17 ENE 2019
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Me gustaría que la frase que os voy a dictar se colocara
centrada en la página, con letra más grande para que resalte, y subrayada.
EL PRESENTE ES EL PUNTO DE PODER
Esta oración es una de las más importantes de este libro,
desde el punto de vista práctico, y funciona dentro del marco temporal tal como
lo entendéis. Como mencioné anteriormente, hacéis realidad los sucesos en la
intersección presente de espíritu y carne, eligiendo de entre las
probabilidades según vuestras creencias.
Todas vuestras facultades físicas, mentales y espirituales
están enfocadas juntas en la brillante concentración de experiencia «presente».
No estáis a merced del pasado, ni de convicciones previas, a menos que creáis
que lo estáis. Si comprendéis completamente vuestro “poder” en el presente, os
daréis cuenta de que la acción en ese punto altera el pasado, las creencias
pasadas y vuestras reacciones.
En otras palabras, vuestras creencias actuales, por decirlo
así, son instrucciones que se dan a la personalidad entera, que organizan y
reorganizan simultáneamente la experiencia pasada según vuestros conceptos
actuales sobre la realidad.
El futuro -el futuro probable- se altera de la misma manera, por
supuesto. Mirar hacia atrás hasta el origen de los problemas actuales puede
habituaros a buscar sólo los episodios negativos del pasado, e impedir que lo
experimentéis como una fuente de placer, logro o éxito.
Si estructuráis vuestra vida anterior mediante las
insatisfacciones del presente, no hacéis sino reforzar vuestros problemas.
Es como si estuvierais leyendo un libro de historia dedicado
“sólo” los fracasos, crueldades y errores de la raza, y pasara por alto todos
los éxitos. Estas prácticas “pueden” llevaros a emplear vuestra «historia» de
modo que resulte un retrato muy distorsionado de quiénes y qué sois, un retrato
que luego representa vuestras circunstancias actuales.
Los más propensos a estas prácticas -de examinar
constantemente el pasado para descubrir lo que hay de malo en el presente-
suelen pasar por alto lo más importante. En cambio, refuerzan constantemente la
experiencia negativa de la que tratan de escapar, ya que sus problemas
iniciales fueron causados “precisamente” por ese mismo tipo de pensamientos.
Esto genera condiciones insatisfactorias porque las personas temen algunas
etapas de sus vidas, dudan de sí mismas, y se concentran en aspectos
«negativos».
Partes importantes de la vida pueden no verse afectadas por
ciertas actitudes, y otras sí. Una persona puede estar muy bien físicamente y
gozar de excelente salud, y, debido a ciertas experiencias, empezar a dudar de
su capacidad para relacionarse con los demás. Así que, “con esa creencia en
mente” -que es incapaz de relacionarse-, observará su pasado y hallará en su
conducta pasada todo tipo de razones que apoyen esa idea.
Si recorriera sus recuerdos intentando descubrir una clase
distinta de pruebas, en ese mismo pasado descubriría ejemplos de buenas
relaciones con los demás. Vuestras creencias actuales estructuran los recuerdos
que desfilan por la memoria, “y lo que recordáis parece justificar las
creencias”.
Cuando intentéis alterar vuestras creencias, observad el
pasado con las nuevas ideas en mente. Si estáis enfermos, recordad cuando no lo
estabais. Buscad en vuestra vida pruebas de vuestra salud. Vuestra vida misma
es una prueba muy sólida de que la salud “está” en vosotros. En “casi” todos
los casos de limitaciones en el presente, existe un tema principal en ese campo
en particular: la persona ha aprendido a reforzar los aspectos «negativos», por
las razones “que sean”.
He repetido una y otra vez que las creencias determinan la
realidad, y que ningún síntoma desaparecerá a menos que la «razón» lo
determine, pero esta razón va mucho más allá de vuestras concepciones actuales
de causa y efecto ya que implica un juicio personal de valor filosófico. Por
debajo de las causas “aparentes” de limitaciones en la vida personal, hay otras
creencias de gran alcance, y cada persona utiliza estos elementos en su
experiencia privada para respaldarlos. Esto se aplica a cualquier clase de
carencia o impedimento lo suficientemente grave para constituir un problema.
Os han enseñado que estáis a merced de sucesos anteriores, de
modo que pensáis que para buscar el origen de las dificultades personales
debéis examinar el pasado, para descubrir en qué os equivocasteis, qué errores
cometisteis, o qué interpretaciones erróneas hicisteis.
Pero, sea lo que sea lo que os hayan enseñado, el punto de
poder está en el presente; y “repito” que son vuestras creencias presentes las
que estructurarán vuestros recuerdos.
Estos recuerdos pueden emplearse para llegar a cualquier
conclusión, tal como ocurre con las estadísticas. A lo largo de este proceso quizás
aceptéis uno o dos recuerdos, y los juzguéis causantes de vuestra conducta
actual. De ser así, ya estáis preparados para cambiar vuestras creencias
actuales y modo de acción, y simplemente emplear esos hechos o hábitos del
pasado como estímulo o motivación.
La pregunta «¿Qué hay de malo en mí?» sólo lleva a generar
más limitaciones y a reforzar las que ya tenéis, pues exageráis esas
actividades en el presente y las proyectáis en el futuro.
¿Qué yo? ¿Qué mundo? Estas preguntas han de responderse en el
«ahora», tal como lo entendéis, comprendiendo que vuestro poder de acción está
en el presente y no en el pasado. El único punto eficaz para cambiar cualquier
aspecto de vuestro mundo se halla en esa milagrosa conexión instantánea de
espíritu y ser a través del impacto neurológico.
Así pues, amigos míos, para deshaceros de limitaciones
molestas, “reestructurad vuestro pasado desde el presente”. Sean cuales sean
vuestras circunstancias personales, utilizad el pasado como una fuente
abundante, buscad en él vuestros logros, y reestructuradlo. Cuando buscáis lo
que estuvo mal no veis lo que estuvo bien, de modo que el pasado sólo acaba
reflejando las dificultades a las que ahora os enfrentáis.
Hay otros sucesos que os resultan invisibles. Como,
básicamente, el pasado y el futuro existen a la vez, al mismo tiempo estáis
dando forma peligrosamente al futuro siguiendo esas mismas líneas.
Cuando una persona va de psicólogo en psicólogo, de una
terapia del ser a otra, siempre con la pregunta «¿Qué está mal?», la propia
pregunta es una estructura a través de la cual se mira la experiencia, y
constituye una de las principales razones de todas las limitaciones físicas,
psíquicas o espirituales.
En uno u otro momento el individuo dejó de centrarse en lo
que iba “bien” en ciertas áreas personales, y empezó a centrarse en las
«carencias» específicas, y a magnificarlas. Con su mejor intención, busca
diversas soluciones, pero todas se basan en la premisa de que algo anda “mal”.
Si se persiste en tal práctica, la concentración en lo
negativo va incidiendo gradualmente en otras áreas de experiencia en las que no
había problemas.
Por tanto, no estáis a merced de las creencias pasadas. Por
otro lado, cuanto más pronto empecéis a actuar de acuerdo con otras nuevas,
mejor. De lo contrario no confiáis en ellas en el presente. Si sois pobres y
queréis tener más dinero, y os esforzáis por creer en la abundancia -aunque
sigáis enfrentados a la realidad de la pobreza-, debéis hacer algún movimiento
simbólico que demuestre que estáis dispuestos a aceptar un cambio.
Tal vez parezca absurdo, pero quizá deberíais donar algo de
dinero o hacer algo parecido, como si tuvierais más dinero del que tenéis
físicamente. Debéis responder a vuestras nuevas creencias, de modo que
neurológicamente llegue el nuevo mensaje.
Os comportáis normalmente de una manera determinada como
resultado de vuestras creencias. Ahora bien, si cambiáis voluntariamente
algunos de esos hábitos, también estáis haciendo llegar el nuevo mensaje. La
iniciativa debe proceder de vosotros, y en el presente. Literalmente, esto
significa “cambiar” vuestro punto de vista, la perspectiva particular con la
que observáis vuestro pasado y vuestro presente e imagináis vuestro futuro.
Debéis encontrar en vosotros mismos las pruebas de lo que
queréis como una experiencia positiva. Examinad el pasado con esta idea en
mente. Imaginad el futuro desde el punto de poder del presente. De este modo,
al menos, no estáis utilizando el pasado para reforzar vuestras limitaciones,
ni proyectándolas hacia el futuro. Es muy natural contrastar lo que queréis con
lo que “teneis” y es muy fácil desalentarse al hacerlo, pero buscar los errores
del pasado no os va a ayudar. En cambio, cinco minutos bien utilizados pueden
ser de mucha ayuda. Durante este tiempo, concentraos en el hecho de que el
punto de poder es ahora. Meditad sobre la certeza de que vuestras facultades
emocionales, espirituales y psíquicas están enfocadas a través de la carne, y
durante cinco minutos dirigid toda vuestra atención hacia lo que queréis.
Utilizad la visualización o el pensamiento verbal, según os resulte más fácil;
pero durante ese período no os concentréis en ninguna carencia, sólo en vuestro
deseo.
Utilizad toda vuestra energía y atención, y “luego”
olvidadlo. No os preocupéis por comprobar si va bien. Simplemente aseguraos de
que durante ese período vuestras intenciones sean claras. Después, de una u
otra forma, según vuestra propia situación individual, haced un gesto físico o
un acto acorde a vuestra creencia o deseo. Al menos una vez al día haced algo
físicamente que muestre que tenéis fe en lo que estáis haciendo. Este acto
puede ser muy sencillo. Si estáis solo y no os sentís queridos, simplemente
puede consistir en que le sonriáis a alguien. Si sois pobres, quizá bastará con
algo tan simple como comprar algo que queréis y que cueste un poquito más de lo
habitual, confiando en que esa pequeña diferencia de precio se os devolverá u
os llegará a vuestra experiencia; pero actuad “como si” tuvierais más dinero
del que tenéis.
Por lo que se refiere a la salud, ese acto implica
comportaros una vez al día como si no estuvierais enfermos. La creencia en el
presente, reforzada durante cinco minutos y ayudada por una acción física, os
traerá unos resultados verdaderamente asombrosos.
Pero estos efectos sólo ocurrirán si dejáis de mirar en el
pasado «lo que está mal», y no reforzáis más vuestra experiencia negativa.
Estos mismos principios pueden utilizarse en cualquier campo de la vida, y en
cada uno de ellos elegís de entre una variedad de sucesos probables.
Quienes creáis en la reencarnación, podéis cometer el error
de culpar a las vidas «pasadas», y organizarías por medio de vuestras creencias
actuales. Ya es bastante malo que creáis estar a merced de un pasado, pero consideraros
indefensos ante innumerables errores anteriores de otras vidas os coloca en una
situación terrible pues la voluntad consciente pierde su poder para actuar.
Estas vidas existen simultáneamente. Son otras expresiones de vosotros mismos
que interactúan, pero cada ser consciente posee el punto de poder en su propio
presente.
La «información de las vidas pasadas» suele usarse para
reforzar situaciones sociales y personales actuales porque, como ocurre con el
pasado de esta vida, estos recuerdos se elaboran mediante las creencias
presentes.
Si esa información os la proporciona otra persona, un
psíquico, por ejemplo, esa persona tenderá a captar las «vidas» que tienen
sentido para vosotros ahora, e -inconscientemente, desde luego- las
estructurará de acuerdo con vuestras creencias, aunque esto no resulte
evidente. Si una persona cree básicamente que no vale nada, recordará las vidas
que justifiquen esa idea, o le hablarán sobre ellas. Si cree que ahora debe
pagar por sus pecados, esa creencia atraerá recuerdos de vidas que la apoyen;
será un recuerdo sumamente organizado, pues dejará a un lado todo lo que no
parezca pertinente.
Si una persona cree que la gente se aprovecha de ella, que
está atrapada en una existencia trivial, y que es poco valorada, es probable
que reciba información que le indique que en otras vidas gozó de muchos
horrores, y refuerce así su creencia de que “ahora” la gente no la tiene en
consideración, o incluso algo peor.
Estas afirmaciones mías son de carácter general, ya que cada
individuo tiene su propia manera de reforzar las creencias. Si creéis que
estáis enfermos, lo más probable es que la información de las vidas pasadas os
muestre que cometisteis crímenes por los cuales ahora pagáis. Sea cual sea el
tema que elijáis, siempre encontraréis algo que refuerce vuestra creencia.
Pero la verdad es la siguiente:
FORMÁIS VUESTRA REALIDAD “AHORA”, mediante la intersección
del alma en la carne, y el presente es vuestro punto de poder.
Cada una de las encarnaciones de vuestro ser nace como
criatura en la carne, como vosotros. Cada una posee su propio «punto de poder»,
o momentos sucesivos en los que materializa la existencia diaria a partir de
las probabilidades que tiene disponibles.
Aunque este tema se explicará en otro libro, digamos que hay
una especie de coincidencia entre todos estos puntos de poder presentes que
existen para vosotros y vuestros seres «reencarnados». Incluso hay relaciones
biológicas con respecto a la «memoria» celular. Mediante vuestras creencias
actuales podéis atraer a vuestro propio espació y tiempo ciertas experiencias
compartidas por los otros seres. Hay una interacción constante en este punto de
poder multidimensional, de modo que un ser reencarnado atrae de los demás las
facultades que quiera, según sus creencias específicas.
Estos seres son homólogos vuestros en cuanto a condición de
criaturas, y a su experiencia de la realidad corporal; pero, al mismo tiempo,
vuestro organismo rechaza la naturaleza simultánea de las experiencias. Esto no
significa que no la percibáis en ciertos niveles, pero en general la realidad
parece ocurrir en series sucesivas.
Desde el punto de vista personal y racial, el pasado aún está
ocurriendo, pues lo creáis desde el presente según vuestras creencias. Si os
quitan el apéndice, éste no reaparecerá físicamente. Hay ciertas estructuras
aceptadas intrínsecas a vuestra condición de criaturas. Pero a nivel celular la
libertad es mayor.
Nota: mi impresión es que hay una estrecha relación entre los
puntos de poder, la memoria celular y los puntos coordenados a los que se
refiere en el capítulo 5 de Habla Seth I” «Estos puntos de coordenadas actúan
como canales a través de los cuales fluye la energía, y son como urdimbres o
caminos invisibles que van de una realidad a otra. También actúan como
transformadores y suministran mucha de la energía generadora que hace que la
creación sea continua […]. Estos puntos afectan a lo que vosotros llamáis
tiempo, y también al espacio».
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