Media vida nos pasamos tratando de arreglar lo que no tiene
solución, centrándonos en las creencias limitantes y en cómo superarlas, hasta
el punto de crear este estatus como condición del género humano, sin el cual,
no es posible la vida, no es posible vivir.
Durante esa media vida
damos tumbos de un lugar para otro en busca de soluciones. Durante nuestra
trayectoria nos enfocamos en avatares sin medidas e incluso sinrazón.
Somos entonces una especie de Quijote creando un mundo
ficticio a nuestro alrededor. Y nos topamos un día con la realidad cara a cara:
también existe la otra cara de la moneda, también existen las creencias
potenciadoras frente a las creencias limitantes que hemos venido arrostrando
esa media vida.
1. Qué son las creencias potenciadoras y para qué sirven
Las creencias potenciadoras son los juicios de posibilidad,
que sirven como código de lo que podemos alcanzar por nosotros mismos.
2. Cómo desarrollar las creencias potenciadoras
Hay varios sistemas, pero el que a mí me ha dado resultado es
seguir un decálogo impulsador.
3. El decálogo impulsador de las creencias potenciadoras
Todo ocurre por una razón y todo puede servirnos (todo
comportamiento es un propósito). No hay fracasos, sólo resultados (creamos nuestra propia
realidad).
Asumir la responsabilidad pase lo que pase (si quieres
comprender, actúa).
No es necesario entender todo para poder servirse de todo
(tener alguna opción es mejor que no tener ninguna). Nuestros mayores recursos son los recursos humanos (tenemos
todos los recursos o podemos crearlos).
El trabajo es un reto (los problemas son una creación mental
que puedes controlar). No hay éxito duradero sin entrega personal (lo estás haciendo
lo mejor posible y aún puedes hacerlo mejor).
La vida quiere que tú seas feliz (la felicidad es una
vibración con la que sintonizas). Todo es relativo (la vida nunca te va a dar una adversidad
que no puedas superar).
Ya tienes todo lo que deseas (el estado natural es silencio,
vacío y serenidad: no hay fracaso, tan sólo aprendizaje).
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